feb 022012
 

Cristian Aguirre

NEGENTROPÍA. LA ORGANIZACIÓN DEL DESORDEN

En el anterior post se trató la gran asimetría temporal que conocemos como flecha del tiempo, es decir, la evidencia clara de que ciertos procesos en nuestro universo no son simétricos con respecto al tiempo, sino que sólo se desarrollan en un sentido temporal del pasado al futuro y no de modo inverso. Vimos también qué a un nivel microscópico, al nivel de las partículas elementales, resulta más difícil detectar la flecha del tiempo que en los procesos que involucran a los objetos macroscópicos.

¿Por qué sucede esto?

¿Qué particularidad tienen estos procesos que los diferencian de aquellos que poseen simetría temporal?

¿Por qué no vivimos en un universo donde el pasado es indistinguible del futuro?

¿Podríamos nosotros, seres conscientes, vivir en un universo así?

Cuando vemos la “película” de lo que sucede en nuestro universo de acuerdo a la segunda ley de la termodinámica, vemos que el orden de un sistema, entiéndase una heterogénea organización de la distribución de la materia o energía en el sistema, se transforma, con el transcurso del tiempo, en desorden y, por lo tanto, en una homogénea organización de las mismas. Si pasáramos esta “película” al revés, veríamos, por el contrario, que de la homogeneidad surge una organización heterogénea, surgen desequilibrios y con ello orden desde un aleatorio caos.

Sin embargo, hay que notar un hecho muy curioso y alarmante, y es que esta representación “al revés” de nuestra “película” termodinámica también acontece en nuestro mundo en fragrante conflicto con los dictados de la segunda ley. Cuando observamos nuestro mundo vemos que hay sendas violaciones a la segunda ley a nuestro alrededor. Los seres vivientes son un caso relevante al conseguir organizarse para sobrevivir, reproducirse y adaptarse a nuevos entornos ambientales. Ello no es lo que la segunda ley ordena que suceda. Por otra parte están también las creaciones de los seres vivientes y en especial las creaciones humanas altamente sofisticadas. Continuamente se fabrican y construyen maquinarias y edificios imponentes y que, de ser dejados a su suerte, sufrirán con dirección al futuro la degradación y destrucción por influjo de la segunda ley. Pero, sin embargo, siguen apareciendo.

¿Es que acaso la segunda ley no se aplica a los seres vivientes y a sus creaciones? ¿Qué es lo que pasa aquí? Continúe leyendo »

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