Felipe Aizpun
Son muchos los físicos de prestigio que se han interesado por los enigmas de la biología. Quizás el más conocido en esta faceta sea Erwin Schrödinger por su célebre libro “What is Life?” escrito allá por los años cuarenta del pasado siglo. Este interés está más que justificado si tenemos en cuenta el carácter eminentemente reduccionista y mecanicista del paradigma dominante en biología, la Teoría Sintética de la evolución que recoge las intuiciones y convicciones filosóficas de Charles Darwin sobre la existencia de un mundo sin propósito ni finalidad, al menos por lo que a la vida y el ser humano se refiere.
Los biólogos aferrados a sus convicciones materialistas pretenden que la vida puede justificarse en su emergencia únicamente por las leyes de la química y en última extremo por lo tanto, como una resultante de las propiedades físicas de las partículas y los átomos que conforman las moléculas de la vida. Lo que pasa es que cuando a los verdaderos expertos en la materia (los físicos) se les pregunta su opinión al respecto, normalmente no lo ven tan claro como a los biólogos les gustaría. Por ejemplo, Schrödinger, en su libro mencionado establecía con meridiana claridad que las especiales características de los organismos vivos ( en particular, ese enigmático y desafiante “hacer cosas” que les caracteriza) no pueden ser explicados por las leyes naturales que conocemos y que, como consecuencia, era previsible que en las próximas décadas subsiguientes “nuevas leyes” rectoras de la materia serían descubiertas. Setenta años después seguimos esperándolas. Ya hemos comentado en estas páginas también por otra parte, cómo físicos de la talla de Pauli fueron específicamente críticos con el modelo darwinista.
Parece que hubiese una especial reticencia al paradigma darwinista por parte de los especialistas en la física cuántica, tal como se pone de manifiesto en los trabajos de Lothar Schafer (verificar) accesibles en los videos facilitados no hace mucho por nuestro comunicante habitual Arturo. Pero esta reticencia viene de lejos. Uno de los más eminentes representantes de la física del pasado siglo por sus decisivas contribuciones a la teoría de la física cuántica es Werner Heisenberg, autor del conocido principio de incertidumbre. Por tradición familiar Heisenberg aúna junto a su especialidad profesional una sólida formación humanista y un profundo conocimiento de la cultura clásica como se refleja en su excelente libro “Física y Filosofía” y donde se refiere entre otras cosas a los enigmas de la vida y a la teoría darwinista de la evolución. De su trabajo excelente extraemos algunos párrafos significativos: Continúe leyendo »
