jul 242012
 

Felipe Aizpún

Análisis del argumento bueno de diseño.

Los argumentos teleológicos o de diseño han proliferado a lo largo de la historia del pensamiento. Desde las primeras propuestas de los autores de la Grecia clásica hasta las actuales basadas en la complejidad especificada de los organismos vivos, pasando por los argumentos finalistas como la quinta vía de Santo Tomás, los argumentos por analogía de los filósofos del siglo XVIII como Bentley o Derham o el archifamoso argumento del reloj del reverendo Paley. Hay que anotar que el profesor Arana se limita a señalar el argumento del ajuste fino como emblemática muestra de argumento de diseño. Por supuesto se trata de un buen argumento de diseño y nos reporta a las primeras intuiciones de los filósofos de la antigüedad, como es el caso de Anaxágoras, a quien Aristóteles en su Metafísica calificara como el más razonable de los hombres por entender que el orden y el concierto presentes en el Universo no podían haber emergido de forma casual sino que debía de haber una inteligencia que los hubiera producido.

Con más motivo se hubieran ratificado en sus convicciones nuestros antepasados si hubiesen conocido los datos aportados por la ciencia actual en torno a la exacta connivencia de factores y valores que resultan imprescindibles para mantener el equilibrio exacto en el cosmos que permite la existencia de la vida en él. Pero lo curioso de la exposición del profesor Arana es que presente el argumento del ajuste fino como algo “completamente distinto” de las propuestas del movimiento del DI. Por el contrario, se trata de un argumento reconocido e identificado como un argumento central en el discurso de dicho movimiento y que por su naturaleza encaja exactamente en el principio básico de dicha doctrina, es decir, la idea de que determinados rasgos de la Naturaleza, se explican de manera más razonable como efecto de una causalidad inteligente que como el resultado fortuito de eventos acaecidos de forma no intencional ni dirigida, al amparo de las fuerzas naturales que conocemos.

La identificación del DI con el argumento del ajuste fino es habitual en la literatura contemporánea sin que sea necesariamente una nota exclusiva de los autores adscritos al movimiento tal como puede apreciarse por ejemplo aquí y aquí. En la entrada de Wikipedia “Fine-tuned Universe” podemos leer lo siguiente:

“Los proponentes del Diseño Inteligente argumentan que ciertos rasgos del Universo y de los seres vivos se explican mejor por una causa inteligente que por un proceso no dirigido como la selección natural. El argumento del ajuste fino es una premisa central o como tal se presenta en muchos de los trabajos publicados de proponentes destacados del Diseño Inteligente como William Dembski o Michael Behe.”

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may 162012
 

Felipe Aizpun

El siguiente paso, por lo tanto, será ver qué camino tomamos con objeto de explicar el misterio biológico por excelencia; y es aquí donde nos vemos en la necesidad de afrontar el desafío más significativo, el análisis de las ideas de causación ascendente y causación descendente. La causación ascendente es la explicación de un fenómeno a partir únicamente de los eventos precedentes como una realidad que surge hasta un nivel o escala organizativa o funcional superior a partir de la suma o acumulación de eventos de un nivel de jerarquía inferior. De esta forma, concebimos el todo según una perspectiva meramente mecanicista y reduccionista como la resultante de la agrupación ordenada de partes sin atribuirle una realidad ontológica o esencial propia. La causación descendente implica por el contrario la idea de que niveles más elevados de jerarquía u organización pueden determinar los eventos a niveles inferiores.

En líneas generales podemos considerar que las perspectivas filosóficas de tipo esencialista, que entienden la necesidad de explicar la realidad a partir de sus formas y de la forma como causa de lo existente, participan de la idea de causalidad descendente como explicación de la emergencia de realidades complejas en las que el diseño y la organización inherente resultan “inescapables”. Por otro lado, las perspectivas reduccionistas y mecanicistas de la realidad niegan cualquier interpretación de los procesos causales otra que los procesos de causación ascendente. De esta forma, aquí vienen a separarse los caminos de Denton por un lado, y de Pigliucci y Francis por otro, coincidentes todos ellos en la crítica del paradigma darwinista tradicional (al que Francis discutiblemente había tildado de preformacionista) y que suponía rechazar la interpretación del proceso de desarrollo como el mero despliegue de una forma suficientemente contenida en la información del genoma entendido como “blueprint”.

Para entender mejor la diferencia entre una y otra forma de causación y que nos conduce a esta primera bifurcación en el discurso quiero proponer un ejemplo sencillo. Tomemos la admirable escultura del David ejecutada magistralmente por el gran Miguel Ángel. Imaginemos al escultor trabajando en su taller y situémonos como observadores ocultos de su labor. Observémoslo actuar en silencio, concentrado, ejecutando meticulosamente a golpe de cincel el maravilloso trabajo de conformación de la pieza de mármol originaria hasta completar su obra. Pensemos en qué tipo de explicación del proceso observado puede ofrecernos un partidario de la perspectiva reduccionista. Según él y puesto que lo que se trata de ofrecer es una versión esencialmente científica, y dado que la ciencia es la única forma respetable de conocimiento (para él), la obra de arte será simplemente el resultado de una sucesión de golpes en la piedra. La forma alcanzada no sería sino la resultante de una acumulación de eventos, en este caso los golpes del cincel del escultor, en causación ascendente, única forma de causación admisible, imponiéndonos así esta lectura limitada de lo acontecido. Continúe leyendo »

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may 132012
 

Felipe Aizpun

En su reciente libro “A Universe from Nothing” (Un Universo de la Nada), el físico de la Universidad del Estado de Arizona Lawrence Krauss vuelve a recordarnos que la Naturaleza “parece” mostrarnos una huella apabullante de diseño por doquier. Dice Krauss: “La apariencia de un propósito es quizás el espejismo más generalizado en la Naturaleza al que la ciencia tiene que enfrentarse a diario. A donde quiera que miremos parece que el mundo haya sido diseñado para que podamos surgir en él”. Dado que el objeto del libro es defender la auto-creación del Universo desde la nada en el más estrafalario monumento a la sinrazón materialista jamás escrito, no es de extrañar que añada poco más adelante lo siguiente: “Y por lo que se refiere a la diversidad de la vida en la Tierra, tal como Darwin describiera hace más de 150 años y los experimentos han confirmado desde entonces, la selección natural puede justificar la diversidad y el orden de las formas biológicas en evolución sin necesidad de un plan que lo gobierne”. Lo cuál se suma a la famosa sentencia de Dawkins de que la biología es el estudio de cosas complejas que parecen haber sido diseñadas para un propósito (pero que no lo han sido).

El problema es que la observación experimental, en contradicción con lo que afirman tan a la ligera Krauss y Dawkins no ha podido nunca documentar ningún ejemplo de especiación, es decir, ninguna auténtica evolución de “formas biológicas” tal como expresamente señala el físico de Arizona, por mecanismos darwinistas. En un reciente post sobre la evolución y el desarrollo sacábamos a relucir precisamente el problema de la forma y señalábamos la absoluta impermeabilidad del paradigma darwinista al problema de la justificación de la forma biológica. En este post comenzaremos a reflexionar sobre si existen soluciones al problema de la forma, no sólo ya en el marco del paradigma darwinista (que no las hay) sino incluso en el más amplio marco de una teoría naturalista más comprensiva del fenómeno evolutivo. Lo que se trata de estudiar es si el diseño aparente en la Naturaleza debe reivindicarse como un diseño realmente originado en una causa inteligente o si por el contrario, existen datos suficientes aportados por la observación empírica que permiten afirmar que la complejidad y organización de los seres vivos pueden haber surgido de manera fortuita. Nos serviremos para ello de recientes trabajos de dos autores que se adscriben de manera decidida en esta perspectiva naturalista, Richard C. Francis, neurobiólogo de formación y escritor científico autor del reciente libro “Epigenetics, The Ultimate Mystery of Inheritance” y el más conocido Massimo Pigliucci promotor y editor del libro “The Extended Synthesis”; ambos autores han afrontado precisamente el problema de la explicación del origen de la forma biológica y de la causación genotipo-fenotipo. Continúe leyendo »

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feb 262012
 
ADN

ADN

Felipe Aizpun

Ambos tipos de información presentan características muy diferentes. La información genética está codificada y se representa a través de un sistema simbólico material, mientras que la información analógica dispersa en la maquinaria celular del zigoto heredado se expresa de forma directa, al decir de Noble “se representa a sí misma”. La información genética puede reducirse, al estar codificada, a una secuencia representable perfectamente en un sistema binario digital como los que habitualmente utilizamos en nuestros sistemas informáticos de comunicación lo que hace que nos resulte enormemente familiar, aprehensible, cuantificable, representable y sistematizable. Es una información discreta, fácil de identificar y de verificar su carácter funcional. Por el contrario, la información analógica no es representable ni medible con facilidad; sabemos de su poder prescriptor, por ejemplo del significado crucial en el proceso de desarrollo embrionario de los eventos de señalización en cuanto a la diferenciación celular. Pero dicha información se encuentra dispersa en una multitud de moléculas, muchas de ellas idénticas que no pueden ser sistematizadas o reducidas a un algoritmo capaz de describir su magnitud y relación con un resultado funcional concreto.

Lo que sí resulta evidente es que la relación entre ambos tipos de información es un elemento esencial del proceso de generación del fenotipo. Noble nos ofrece una analogía muy ilustrativa, la información digital se asemeja a la información contenida en una cinta de video grabada, la información analógica contenida en la maquinaria celular viene a ser el aparato lector de la misma. Resulta fácil de entender que es imprescindible que exista una compatibilidad entre ambas como la hay entre los aparatos y cintas pertenecientes a diferentes sistemas de lectura y reproducción de cintas de video. Ahora bien, en qué medida uno y otro acervo de información debe resultar predominante en relación a la construcción del fenotipo es algo que estamos lejos de entender todavía. Muchos experimentos se han llevado a cabo transponiendo la información genética de una especie al interior de la célula de otra especie, pero estos experimentos de clonación interespecífica no han resultado exitosos, como por otra parte no es difícil de entender. Es presumible que entre organismos más cercanamente relacionados las diferencias en sus respectivos depósitos de información analógica sean menores como es esperable que lo sea en las secuencias del genoma, pero la identificación en último extremo de todos los factores de interrelación a distintos niveles sistémicos de jerarquía es algo que queda, hoy por hoy, muy lejos de nuestra capacidad de conocer. Continúe leyendo »

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