Felipe Aizpun
En su reciente libro “A Universe from Nothing” (Un Universo de la Nada), el físico de la Universidad del Estado de Arizona Lawrence Krauss vuelve a recordarnos que la Naturaleza “parece” mostrarnos una huella apabullante de diseño por doquier. Dice Krauss: “La apariencia de un propósito es quizás el espejismo más generalizado en la Naturaleza al que la ciencia tiene que enfrentarse a diario. A donde quiera que miremos parece que el mundo haya sido diseñado para que podamos surgir en él”. Dado que el objeto del libro es defender la auto-creación del Universo desde la nada en el más estrafalario monumento a la sinrazón materialista jamás escrito, no es de extrañar que añada poco más adelante lo siguiente: “Y por lo que se refiere a la diversidad de la vida en la Tierra, tal como Darwin describiera hace más de 150 años y los experimentos han confirmado desde entonces, la selección natural puede justificar la diversidad y el orden de las formas biológicas en evolución sin necesidad de un plan que lo gobierne”. Lo cuál se suma a la famosa sentencia de Dawkins de que la biología es el estudio de cosas complejas que parecen haber sido diseñadas para un propósito (pero que no lo han sido).
El problema es que la observación experimental, en contradicción con lo que afirman tan a la ligera Krauss y Dawkins no ha podido nunca documentar ningún ejemplo de especiación, es decir, ninguna auténtica evolución de “formas biológicas” tal como expresamente señala el físico de Arizona, por mecanismos darwinistas. En un reciente post sobre la evolución y el desarrollo sacábamos a relucir precisamente el problema de la forma y señalábamos la absoluta impermeabilidad del paradigma darwinista al problema de la justificación de la forma biológica. En este post comenzaremos a reflexionar sobre si existen soluciones al problema de la forma, no sólo ya en el marco del paradigma darwinista (que no las hay) sino incluso en el más amplio marco de una teoría naturalista más comprensiva del fenómeno evolutivo. Lo que se trata de estudiar es si el diseño aparente en la Naturaleza debe reivindicarse como un diseño realmente originado en una causa inteligente o si por el contrario, existen datos suficientes aportados por la observación empírica que permiten afirmar que la complejidad y organización de los seres vivos pueden haber surgido de manera fortuita. Nos serviremos para ello de recientes trabajos de dos autores que se adscriben de manera decidida en esta perspectiva naturalista, Richard C. Francis, neurobiólogo de formación y escritor científico autor del reciente libro “Epigenetics, The Ultimate Mystery of Inheritance” y el más conocido Massimo Pigliucci promotor y editor del libro “The Extended Synthesis”; ambos autores han afrontado precisamente el problema de la explicación del origen de la forma biológica y de la causación genotipo-fenotipo. Continúe leyendo »
