Felipe Aizpun
No cabe duda de que los procesos de ajuste al entorno por una parte, pero en general los procesos de desarrollo embrionario en su conjunto, representan un ejemplo paradigmático de procesos cibernéticos en los que la existencia de mecanismos de regulación y control permanente, no gobernados por un determinismo físico-químico detectable, definen los episodios de crecimiento y conformación de la forma biológica. Y no cabe duda de que la idea de la existencia de instrucciones nos remite inevitablemente a eventos gobernados por esa realidad formal que es la información de carácter prescriptivo. Pero lo que interesa es definir en la medida de lo posible la naturaleza de los procesos que producen el gobierno cibernético del desarrollo embrionario y la consecución de la forma biológica. Pigliucci nos da algunas pistas y nos sitúa así de lleno en el ámbito de los procesos semióticos.
En efecto, apoyándose en un trabajo de Roggen et al. de 2007 titulado “Evolutionary Morphogenesis for multi-cellular Systems”, en Pigliucci 2011 nos advierte de que la codificación en el desarrollo (“developmental encoding”) está basada en el despliegue de dos procesos diferentes: una primera fase de señalización donde la información es comunicada localmente en el interior de un circuito dado, y una segunda fase de expresión en la que las células o sus componentes locales del circuito adoptan una concreta etapa funcional dependiendo de la señal recibida. Pigliucci no lo menciona, pero esta es la descripción exacta de un proceso semiótico basado en la interpretación de signos para desencadenar respuestas predeterminadas. Por supuesto un proceso semiótico está sustentado sobre la existencia de códigos orgánicos y memorias orgánicas cuya naturaleza formal debe ser justificada. Quizás para evitar tan embarazoso compromiso Pigliucci pasa de puntillas sobre el carácter semiótico del proceso y se limita a mencionar su explicación como un avance de las ciencias de la computación.
Vale la pena hacer un alto en el camino, recapitular a dónde nos han llevado las reflexiones de nuestros amigos materialistas en su esfuerzo por describir los misterios del proceso de desarrollo embrionario, para dar un último asalto al intento de justificación causal del mismo. Nos han dicho que ninguna teoría en torno a la evolución puede sustentarse sin una explicación coherente del proceso del desarrollo embrionario. La embriología es por tanto una de las bases imprescindibles para el pensamiento evolucionista. El desarrollo por su parte no puede justificarse únicamente desde la genética, el genoma no es un mapa del organismo a desarrollar ni tampoco un programa informacional que despliegue su desarrollo. El programa, si es que existe tal cosa, reside a nivel celular no a nivel de los genes, y el proceso de regulación del desarrollo se sustenta, no sobre procesos determinísticos físico-químicos sino sobre eventos de control y regulación de naturaleza cibernética. Los mecanismos de control a su vez están gobernados por procesos de naturaleza semiótica que se sustentan en el carácter cognitivo y sintiente de las células que son las que, en palabras de Francis, toman las “decisiones” para la expresión de los genes y se conducen mediante el reconocimiento de señales celulares y respuestas específicas a dichas señales. Hasta aquí los datos que la ciencia nos muestra. Lo que procede a continuación es señalar las causas más razonables que pueden explicar la existencia y naturaleza de un proceso tal. Continúe leyendo »
