Felipe Aizpún
El modelo esencialista y el DI.
Frente a este modelo frustrado de explicación de la vida y de su evolución surge la propuesta del DI. Se trata de una propuesta que se acomoda plenamente al pensamiento esencialista tradicional. El DI concibe las formas vivas como un entramado intencional de partes y subsistemas que confluyen en la emergencia del organismo como un todo. Nada es ocasional o fortuito, con independencia del modo en que se hayan originado y de la existencia o no de un proceso evolutivo que en todo caso serviría para completar y dar sentido al patrón o diseño previsto y finalmente alcanzado en el proceso. En el discurso del DI los diseños de cada organismo representan la expresión concreta de una idea, de una forma singular. Los trabajos de Wolf-Ekkehard Lönnig sobre la jirafa de cuello largo representan una espléndida muestra de ello; el autor nos describe en su reciente libro al respecto en qué manera la conformación de tan elegante animal exige una modificación exacta y perfectamente orientada a un todo novedoso de una multiplicidad de partes, órganos y sistemas biológicos, a partir de cualquier antecesor en la escala evolutiva que quisiéramos imaginar.
En el modelo del DI la causa formal y la causa final adquieren su más adecuada expresión como justificación de la emergencia de las formas vivas. El DI propone algo tan sencillo y fácil de entender como que las alas de las aves hayan sido diseñadas para volar y el ojo humano lo haya sido para ver. El DI es un modelo perfectamente amigable con todos los conceptos que constituyen el corazón de la filosofía de la Naturaleza tradicional. Pero no solamente eso, considero que los avances científicos más actuales y las elaboraciones sobre tales avances por parte de los autores del DI representan una expresión fantástica de la capacidad de conectar los conocimientos de la ciencia con las intuiciones filosóficas y metafísicas de los autores clásicos a través de la filosofía de la Naturaleza. Continúe leyendo »
