Desde que en el año 2005 la patética sentencia del Juez Jones “decretara” que el Diseño Inteligente no era ciencia y por lo tanto “tenía que ser” un discurso religioso y como consecuencia de ello debía de ser proscrito de las aulas de la enseñanza pública en los Estados Unidos de América, las cosas parece que van poco a poco “evolucionando”. En pura ortodoxia científica no podía ser de otra manera.
Son muchas las iniciativas legales en varios Estados que están defendiendo la legitimidad de incorporar al elenco de cuestiones científicas admisibles en la gigantesca máquina de adoctrinamiento que es la educación pública del país más influyente del mundo el debate en torno al conocimiento exacto de la ciencia en lo que al tema de la evolución se refiere. Poco a poco, son cada vez más los políticos que van adquiriendo conciencia de que la enseñanza obligatoria en torno al tema de la evolución de las especies tiene consecuencias muy significativas de carácter filosófico e ideológico y que el totalitarismo intelectual que se viene practicando desde hace décadas es una forma de manipulación intelectual sin precedentes. Claro que las iniciativas mencionadas provienen en todo caso del partido más afín con los planteamientos creacionistas y representa la sensibilidad de esa todavía gran parte de la sociedad americana que parece no estar dispuesta a perder sus convicciones religiosas a golpe de intoxicación pseudocientífica.
“Teach the Controversy” se ha convertido en un lema por el que luchar. Algo tan sencillo como garantizar el derecho de los ciudadanos de un país libre a saber que el discurso supuestamente científico que presenta el darwinismo (disfrazado de simple “evolución”) como una verdad científica inexpugnable es un discurso inconsistente y que la verdadera naturaleza del conocimiento científico adquirido en las últimas décadas nos permite concebir el hecho evolutivo como una hipótesis más que plausible pero sobre cuyos mecanismos efectivos y causas últimas nada o muy poco sabemos con certeza. Esta reclamación perfectamente coherente a la luz de los últimos avances de la ciencia, supondría simplemente cuestionar la hegemonía ideológica de quienes pretenden seguir usurpando los resortes del poder de gobernar las mentes de las futuras generaciones como lo vienen haciendo desde hace años, en lo que sin duda constituye el abuso intelectual más rechazable desde la imposición del Libro Rojo de Mao en la China comunista.
Esta preocupante situación ha hecho que algunos de los candidatos a presidenciables por el Partido Republicano para las próximas elecciones de 2012 hayan comprendido la relevancia de incluir en su agenda el derecho de los ciudadanos a conocer la verdad. Destacan entre ellos el Gobernador de Texas Rick Perry y la representante por Minnesota en el Congreso de los Estados Unidos Michele Bachmann. Ambos se han postulado ya como aspirantes al cargo presidencial y ambos se han manifestado con claridad en este debate. Bachmann además, se ha declarado abiertamente simpatizante del movimiento intelectual del Diseño Inteligente.
Perry, por su parte, lleva tiempo reivindicando su convicción de que tanto el “evolucionismo” como el “creacionismo” deben ser explicados como alternativas legítimas en las escuelas públicas. En definitiva y salvando los escollos terminológicos, lo que se está debatiendo es el derecho del pueblo americano a conocer que la evolución como hecho científico no tiene por qué entenderse necesariamente como un evento explicado según los cánones del paradigma neo-darwinista ya que su acumulada inconsistencia con las evidencias que la ciencia nos ofrece así lo impone.
Convertir el debate científico en un debate político no es en modo alguno lo deseable, pero aquí lo que se discute es el derecho de los ciudadanos a que se les dé una información veraz y eso sí es una cuestión de máximo calado político. Unas recientes declaraciones de Perry en este sentido han desencadenado reacciones al máximo nivel y el Washington Post, en su sección digital On Faith ha concitado la respuesta de algunos prominentes servidores del dogma neo-darwinista y de algunos apologistas de sus implicaciones metafísicas.
Y el primero ha sido Richard Dawkins con un artículo publicado el pasado 23 de Agosto y que ostenta el conminatorio título de “Attention Governor Perry: Evolution is a Fact”. Ojito, señor Gobernador, cuidadito con lo que dice. Y es que el irresponsable Perry se había atrevido a decir que la evolución es sólo una teoría y que existen “gaps” es decir, saltos en la evidencia empírica que la teoría evolucionista clásica no termina de explicar mediante el modelo gradualista que se nos quiere imponer. Pocos días después, vuelve a la carga en el mismo medio la articulista Paula Kirby que no sólo se lamenta de las palabras de Perry sino que además nos recuerda que el creacionismo es a la evolución algo así como el cuentito de Santa Claus a la realidad. Además, añade, es evidente que la evolución supone una amenaza inevitable para las creencias religiosas.
Kirby no se corta un pelo en su artículo y nos explica con pasmosa sencillez que puesto que además la evolución nos enseña que no puede haber existido una única pareja originaria del género humano, no puede haber habido pecado original ni necesidad de redención, ni por lo tanto redentor y que en definitiva, como conclusión obligada del conocimiento científico, la religión cristiana es una patraña propia de gentes ignorantes y mal documentadas. No vale la pena entrar a discutir tales reivindicaciones sino a poner de manifiesto el carácter evidentemente “religioso” de tales afirmaciones y la confesión evidente de que, aunque el diseño inteligente debe estar proscrito de las aulas por su arbitraria (y errónea) adscripción al ramo de las propuestas religiosas (juez Jones dixit), la enseñanza del evolucionismo tal como la ortodoxia dominante lo prescribe, supone una condena forzosa de las creencias religiosas propias de la tradición cristiana occidental; y eso sí que es importante que se enseñe.
El artículo de Dawkins tampoco tiene desperdicio y destaca por una osadía verdaderamente llamativa. No solamente se permite insultar y desacreditar a los representantes políticos del Partido Republicano en general, tildándolos de incultos e ignorantes sino que, por si había dudas, aclara que tales condiciones de inanidad intelectual se han convertido en dicho partido en un requisito imprescindible para ser elegible toda vez que los votantes del mismo parecen preferir votar para el cargo de Presidente a alguien “como ellos” en vez de a alguien capacitado para el cargo. Sólo desde la cima de la prepotencia y el endiosamiento, o quizás desde la rabieta temerosa por el signo que están tomando los acontecimientos y el temor a perder el poder omnímodo ejercido durante décadas, resulta explicable semejante arrogancia frente al electorado del país más poderoso del planeta.
Defender el derecho de los ciudadanos a recibir una educación libre de imposiciones ideológicas en la escuela pública es una responsabilidad que los gobernantes de cualquier país del mundo deberían asumir como un objetivo prioritario. Ello incluye reconocer la existencia de profundas inconsistencias en el modelo tradicionalmente tenido por verdadero en lo que al hecho evolutivo se refiere. Implica también enseñar a nuestros jóvenes a saber discernir entre lo que es la búsqueda de datos y lo que es la producción de inferencias metafísicas y la presentación intencionadamente confusa de términos y significados. En realidad todo el artículo corrosivo de la Kirby puede ser perfectamente respetable si su autora hubiera tenido la decencia de sustituir, en cada párrafo, la palabra “evolución” por la palabra “darwinismo”. Pretender exigir que el sistema público de enseñanza perpetúe e imponga semejante confusión como se ha venido haciendo durante generaciones es un atropello. Nuestros políticos, los de cada uno de nuestros países, tienen la obligación de liberar a nuestros hijos de semejante manipulación.

Dawkins, a pesar suyo, está haciendo más por el DI que el Vaticano (que defiende una pareja Adán-Eva simiescos ). Un tipo tan prepotente como Dawkins sólo puede ser considerado un lider por gente como la que el mes pasado andaba arrasando con todo ( y asesinando) en ciudades de la Gran Bretaña. Cuando el mandamás Cameron decía que iba a haber reformas en la educación para prevenir ese estado de barbarie, no se si se estaba refiriendo a que se estudiaría ID junto a evolución dawkinista. Pero por allí tenía que empezar la reforma.
Todavía no me he recuperado de mi contacto con la ideología ultra-neo-nazista de un astrofísico que trabaja siguiendo los satelites de la Agencia espacial europea. Es a eso lo que conducen las fantasías de Darwin-Dawkins. Me dijo ese científico de vanguardia que existe un deber moral (y él mismo se sacrificaría por ello) de corregir la evolución verificada en este planeta ¡destruyendolo todo para que no exista tal grado de sufrimiento nunca más!.
No se si hace falta que se detecten varios científicos de estos con acceso al arsenal de bombas atómicas de EEUU, o de los de la tierra de Dawkins, para que las autoridades de todo el mundo empiecen a introducir el DI en las aulas ( aparte, naturalmente, de encarcelar a los que andan conspirando con esos fines).
Por otro lado, para los teístas que andan pensando en que está bien imaginarse una pareja Adán-Eva simiesca, o sea que hay que confraternizar con los darwinistas, que se den cuenta que eso conduce directamente a lo que dice esa periodista Paula. El resultado de esa alianza anti-natura es claro: los darwinistas se pitorrean de vosotros por hacerles la pelota, os desprecian igualmente, y encima ¡les estáis ayudando a confundir a la gente, a que más y más jóvenes se hagan nihilistas!
Para poder enseñar el Diseño Inteligente como alternativa a la Teoria Sintética de la Evolución, debe haber una teoria desarrollada que poder exponer a los alumnos. Sin embargo, no es el caso del DI. Me interesé por el tema de la evolución justamente atraído por la controversia del creacionsimo y el darwinismo. He leído mucho sobre la teoría de la evolución, pero sin embargo todavía estoy esperando poder leer algo sobre el diseño inteligente. ¿Llegará ese día? Mientras no llegue, el DI no puede explicarse como alternativa.
Oscar,
De tus palabras no puede uno sino corroborar que, efectivamente, y tal como nos avanzas, no has leído nada sobre el DI. Si hubieras leído algo no se te ocurriría esperar una explicación científica alternativa al problema de la evolución.
El DI no pretende explicar cómo cambian los seres vivos sino que se nutre de los conocimientos científicos que todos compartimos. La ciencia no es de nadie aunque los darvinistas han pretendido durante décadas apropiarse de ella para pretender justificar una teoría de la causalidad de la vida y sus procesos de corte materialista.
El DI es una teoría de la causalidad alternativa, no una teoría científica diferente.
Ciencia sólo hay una y lo que la ciencia nos dice es que las interpretaciones y las especulaciones totalmente arbitrarias y carentes de fundamento que los darvinistas vienen haciendo desde hace décadas no se corresponden con la evidencia. Por eso, las propuestas de causalidad sobre un hipotético proceso evolutivo, como un proceso no guiado, desarrollado por pura “chamba” sin propósito ni finalidad, carecen de base científica. El DI, se basa en la ciencia más avanzada y sugiere que dichos datos se identifican de manera mucho más razonable con un proceso teleológico fruto de la agencia de un diseñador inteligente.
Si puedes entender este planteamiento entonces puedes acercarte a las fuentes del DI y leer la amplísima literatura que desarrolla y justifica estas propuestas. Por ejemplo en nuestra propia página principal http://www.oiacdi.org
Poco después de publicarse “El Origen de las Especies”, y en los años que siguieron, la teoría darwinista era cualquier cosa menos algo “desarrollado”. Tras ciento cincuenta años de aportaciones puedes llamarla, si así lo deseas, “definitiva”, “cerrada”, “acabada”… Pero ha pasado siglo y medio.
No obstante, fue adoptada de inmediato como canon de la biología. ¿Porqué, si era tan embrionaria? Sólo porque permitió poner a todo el espectro biológico, con su descomunal importancia, bajo el paraguas del naturalismo ontológico.
Al darwinismo no se le pidieron acreditaciones en su momento, y prácticamente sólo estaba respaldado por un libro. La biblioteca ID está más surtida.
El Diseño Inteligente es una teoria, tu lo has dicho. Por eso puede ser explicada como tal, ni mas ni menos y yo vería un acierto si asi se explicara. Así se evitarían tonterías como las que dicen tantos jóvenes estudiantes de carreras de ciencias como física, o ingenierías que al entrar en un debate evolucionista creen que un creyente no puede creer en la evolución, o que si el DI es lo mismo que creacionismo (el creacionismo no acepta la evolución, el cristianismo católico si, el DI no la niega), o para que no se equipare sistemáticamente evolución con evolución darwiniana, etc. Para que la gente no lo mezclara todo, estaría bien que se explicara en los colegios e institutos.
Luego que la gente crea lo que quiera, pero sin decir tonterías
Oscar no haz leido nada todavia sobre DI?… entonces no se para que sirven todos los links de esta página…
Felipe,
Debo confesar que ahora estoy más confuso que antes. Si el DI no pretende explicar el hecho evolutivo, si del DI no cabe esperar una “explicación científica alternativa al problema de la evolución”, ¿por qué nos dicen que es una alternativa a la Teoria Sintética de la Evolución?
Se nos vende la dicotomía Darwin o DI, pero luego resulta que el DI no es una alternativa. ¿No será precisamente ese el motivo por el que hay tanta confusión alrededor del DI?
Hola Oscar,
La respuesta depende mucho en lo que quieres decir con “evolución.” El DI no es una alternativa explicación a los “hechos” de la evolución (en un sentido limitado) porque el alcance del DI no tiene nada que ver con el modus operandi de alguna agencia inteligente. En este sentido, la evolución puede ser (teóricamente) el modus operandi que manifiesta la acción deliberada de tal agente. El DI, apropiadamente delineado, tiene más que ver con los patrones que con el mecanismo en sí. Es decir, ¿qué nos revela un patrón en relación a las alternativas proposiciones explicativas en el ámbito filosófico-científico? ¿Podrán las leyes fisicoquímicas explicar el origen de la información prescriptiva biológica? ¿Qué tanto podemos razonablemente extrapolar del proceso evolutivo? Etcétera.
Si hay un mecanismo que puede imitar la acción deliberada (como Dawkins propone), entonces el DI terminaría siendo solo una reflexión filosófica sin merito científico y sin recursos empíricos al cual recurrir.
Ahora, como puedes ver, la dicotomía explícita en nuestro discurso no es entre dos mecanismos, sino entre el “designio” (una característica completamente empírica y detectable) y la apariencia de designio (o designio sin diseñador). ¿Cuál es la mejor explicación?
De esto se trata el debate.
Oscar,
precisamente en un artículo reciente en este blog (18 de agosto) tratábamos exactamente este tema, la definición exacta del ámbito de conocimiento en el que contienden el darwinismo y el DI.
La clave para entenderlo está en que el darwinismo no es simplemente una propuesta científica que pretende describir mecanismos de cambio, sino una propuesta filosófica que pretende dar una solución de causalidad última (azar y necesidad) al problema de la evolución (cambio en el tiempo de las formas vivas.
La evolución es un proceso que precisa explicaciones en torno al mecanismo que lo produce pero también en torno a las causas que lo originan y lo dirigen. El DI no es por tanto una teoría científica sobre cómo se haya producido dicho cambio sino sobre las causas que lo han originado y conducido.
Es ahí donde contiende con el discurso naturalista del que la propuesta darwinista es la piedra angular.
El DI no contiende con el conocimiento científico verdadero ni mucho menos. Por el contrario el DI sólo puede reivindicarse legítimamente porque nace del conocimiento científico, se deduce de él, no se superpone al mismo emergiendo desde prejuicios extraños al mismo. La inferencia de Diseño surge precisamente como una necesidad derivada del conocimiento científico.